El post de hoy es una propuesta especialmente dirigida a todos aquellos que nunca han estado en Viena. Aunque también podría servir para quienes ya conocen la capital austríaca y quedaron tan prendados de ella que desean volver. Sea como sea, no podéis dejar que pase otro año sin descubrir la magia de esta maravillosa ciudad.
Cuando decidáis viajar hasta Viena (cuanto antes, mejor para vosotros), necesitaréis un hotel. Aquí es donde comienza a cobrar sentido mi recomendación de hoy, ya que quería proponeros un magnífico hotel de diseño en el centro de la ciudad: el Topazz Hotel, perteneciente a la cadena Design Hotels.
Diseño, por dentro y por fuera
Entre las muchas cualidades que reúne el hotel Topazz, destaca su arquitectura vanguardista y especial, obra del estudio austríaco BWM Architekten und Partner. Se trata de un singular edificio fascinante de diez pisos, dispuesto en un terreno bastante reducido, de tan sólo 153 metros cuadrados.
Está situado en el corazón de Viena, a tan sólo 200 metros de la catedral de San Estéban, y llama poderosamente la atención por su fachada revestida de mosaico de color negro y por sus ventanas redondas y originales. En realidad, más que redondas son elípticas.
La elegancia, clave en los interiores
Una vez dentro, el diseñador Michael Manzenreiter se encargó de decorar los interiores, y lo hizo con elegancia, tanto en las zonas comunes como en cada una de las habitaciones. En ellas se empleó una paleta de colores oscura y elegante, con muebles muy personales, lujosos textiles en las cortinas y la ropa de cama, etc.
La parte interior de las especiales ventanas está recubierta de cojines para que el huésped pueda contemplar las vistas cómodamente sentado. En el cuarto de baño continúa la atmósfera elegante y distinguida, con acabados de madera de caoba y mármol.